A FALTA DE IDEAS, de programa, bienvenida sea la pantalla como política. Bienvenido el bonche y la frivolidad. Cuando no hay causa digna por la cual combatir hay que apelar a la ridiculez. Hay que convertir la acción en escape a falta de convicciones. La apología desmedida, la que termina enfermando, está produciendo en las filas de la oposición un tipo de dirigente juvenil que da pena ajena. Que desdice de lo que fue el liderazgo juvenil en este país: el liderazgo en los tiempos de Gómez, de Pérez Jiménez, y en la Cuarta República. De los jóvenes de aquellos tiempos que enfrentaron con coraje impar la represión y tenían mensaje para el país y los jóvenes de oposición a Chávez, media un abismo: el de la dignidad, el del estudio, el de la pasión por el combate con justificación.
PERO LA VERDAD ES QUE LA CULPA no la tienen esos muchachos de las manos blancas, de los alardes mediáticos, consentidos de Globovisión y El Nacional, es decir, los toñecos de Ravell, de Bobolongo Otero, del Movimiento 2-D, de empresarios, de los partidos puntofijista reciclados. Ellos sólo son marionetas. Piezas movidas por los que viven en el cementerio de la ideas, desconectados de la realidad. Esos líderes de teflón, verdaderos globos de piñata, que se inflan y desinflan a capricho, son víctimas de la degradación de la política de oposición. Es lo que queda en ese rastrojo desolado por las derrotas. Son también los hijos de un jesuita ladino como Ugalde, de Porras, monseñor rijoso a duras penas reprimido, de los dueños de la UCV que le arrebataron a ésta su pasado glorioso. Son el producto más acabado de lo que esa clase política, social y económica le ofrece al país del futuro. Por obra de la manipulación granielista y del cese de la concesión de RCTV, insurgió ese liderazgo que vino a llenar el espacio que dejó vacío la partidocracia y la meritocracia. Las mismas que montaron el golpe del 11-A y el atentado contra la industria petrolera. Su líder emblemático fue Yon Goicoechea, que paseó por los medios su asombrosa ignorancia hasta que tropezó con un buen matrimonio y con un premio dolarizado en EEUU. Hasta ese momento batalló. Optó por un carguito con Ledezma y, por último, se marchó a Méjico y Panamá a montar negocios propios.
LA MISMA MAQUINARIA CONSTRUYÓ de inmediato el pedestal de un nuevo líder, el taciturno y escurridizo Julio Rivas -alias Julito-, quien de la noche a la mañana pasó de ser un tirapiedras con cauchera y máscara antigas a dirigente esclarecido. Un carcelazo con todas las consideraciones, sin que le tocaran un pelo, lo colocó en el firmamento de la heroicidad que tanto necesita la oposición. Pero Julito tenía sus mañas. La tentación del ligue a través de internet descubrió una faceta interesante del personaje. Y ante cualquier crítica a lo que trascendió hay que recordar lo que decía el general Gómez, "la culpa no la tiene la estaca sino el sapo que salta y se estaca".
EN LA LÍNEA DE ESA IMPLACABLE HOGUERA de las vanidades cabe señalar lo sucedido en la última marcha de los jóvenes de oposición: una vez que el grupo entregó el documento al funcionario de Cancillería, se bajó los pantalones y mostró el culo. Gesto por lo demás poco original, frecuente en Europa y EEUU.
¿ACABA de nacer el Movimiento Nalgas Libres, el MNL? ¡Acaba de nacer!
